BIRDMAN: LA PELÍCULA (contiene spoilers)

Y al final hubo una película de talla magistral, atrevida y de singular complejidad que se exhibe en estas semanas ante una crítica atónita y en donde se recogen enfrentadas conclusiones que transcurren entre el bodrio y la obra maestra.

Birdman se aleja del cine comercial que abandonó la senda de la virtud, eludió la propuesta de ser mágico y memorable para convertirse al fin y al apostre en un producto de consumo que nos adormece y amansa e incluso lobotomiza el cerebro. Así pues, esta es una película para pensar y vivir tu propia experiencia. Cine que se aleja de la fórmula del producto exitoso y se adentra en una historia de introspección que reúne aspectos del ser humano que llevan acompañándolo desde la noche de los tiempos. La doble personalidad, esquizofrenia y elementos mágicos son introducidos de forma majestuosa aunque a veces da la sensación de que existen demasiados elementos abstractos que se nos escapan de la comprensión, por esa razón, no veré mal una segunda revisión de la cinta.

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El trabajo de Iñarritu irrumpe ante el panorama del cine actual esquizofrénico en lo intrínseco y que ofrece obras incoloras y simplonas debido a sus miedos por no arriesgar, inmersas en el  temeroso sentimiento del qué dirán y, en consecuencia, produciendo un vacío en el espectador ante la ausencia de originalidad de las representaciones cinematográficas.

Sin embargo, Birdman es una película que ofrece múltiples lecturas. En primer lugar el protagonista, un soberbio Michael Keaton, recorre a lo largo de la cinta un continuo descenso y ascenso desde los infiernos entremezclados con continuas luchas personales, ante la incomunicación familiar (padre-hija) y algo más que roces profesionales con el reparto de la obra.

Todo el entramado de la historia se articula entre dos mundos. Uno se desarrolla en lo que llamaban los griegos el theatrón o «lugar para contemplar»; es decir, la representación teatral de Broadway. En esta historia, curiosamente, se trata de una obra escrita y dirigida por su actor, de la misma forma que cada uno de nosotros escribimos y dirigimos nuestra propia vida. Keaton (Riggam Thompson) ve en su vida profesional el reflejo en el espejo de su ser individual, de su identidad como ser humano y de su rango vital, de ahí, agitado por esa continua tensión obsesiva, se suceden los inverosímiles hechos narrados. Asimismo, el personaje Riggam Thompson se prepara para su última función tanto en la vida como en el plano profesional, como veremos, la película fluye entre diversos planos duales vida-trabajo. Los espectadores que acuden y llenan el teatro representan a la masa, no tienen nombre ni número (para mí son legión), parte de su juicio significará la redención del personaje o el eterno fracaso. Además, la figura de la crítica literaria juega el papel de un dios menor y de cuya vida, la de Riggam Thompson, está en sus manos, de su veredicto depende todo su trabajo y por consiguiente su vida obtendrá el sentido y el valor que su trabajo le proporcione.

Sam, hija de Riggam

“Haces esto porque te aterroriza admitir, como a todos los demás, que no eres relevante. ¿Y sabes qué? Es cierto”. Sam a su padre, Riggam Thompson

El bar es un lugar neutro, es un purgatorio donde el protagonista entra y sale de manera transitoria, el whisky ejerce de remedio como elemento alcohólico que purifica su estado de consciencia tanto cuando accede a él desde los camerinos (el infierno) como si lo hace desde la entrada principal del teatro (el cielo).

Broadway es el camino de la vida, sus camerinos son sus mazmorras, el escenario es la vida pública donde somos enjuiciados y despreciados por críticos. Inmersos en el materialismo y en el consumo, en el circo y en el esperpento, surge una duda existencial resumida en el “conócete a ti mismo”, ¿quienes somos en realidad?, El miedo al retiro o el miedo al olvido.

El miedo a dejar de existir no es un problema que se plantee  buena parte de la humanidad donde la muerte es un tránsito y es vista con naturalidad, en cambio, en el occidente grandilocuente aferrado al materialismo, la muerte es el final y es tabú en cualquier situación de la vida ordinaria. En el transcurso de la película da la sensación que las bases culturales del capitalismo y su asentamiento en los esquemas mentales del protagonista son como estructuras gigantes de acero y hormigón aferradas a la tierra e inamovibles.

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“Finjo en cualquier momento y lugar, menos en el escenario”.  Mike Shiner

El final es brillante, el protagonista, desnudo, apartado del mundo material, es sometido durante una carrera a las burlas del mundo pagano e ignorante (legiones demoníacas), se enfrenta a sus miedos terrenales ( y pasajeros) para adentrarse en el teatro de la vida y el juicio final. Para concluir, él, conocedor de los misterios de la vida se aleja libremente, y tal y como llega al mundo decide despedirse. ¿Y cómo llegamos al mundo en occidente? A través de un túnel o caverna, que es el vientre materno, somos concebidos dentro de un hospital, y si exploramos la teoría cíclica de la vida donde no sólo muerte y vida son lo mismo sino que a lo largo de nuestro camino algunos patrones se repiten; por el contrario, la ventana (nuevo una salida) del hospital representaría el reverso y el anverso del nacimiento.