Los tejanos, sin Irving y apenas 5 minutos de Doncic, cayeron derrotados en la fiesta del Wizink que corrió a cargo de Campazzo

Ni rastro de Irving y tan solo 300 segundos de su estrella, Luka Doncic, en pista. Sin embargo, no se puede decir que los Mavericks saliesen humillados del Wizink Center, es más, plantaron cara al considerado «mejor equipo del mundo fuera de la NBA». En efecto, todo un Real Madrid que ya suma, tras dibujar una remontada de libro en su feudo ante Dallas, su tercera victoria contra equipos NBA después de las celebradas contra Toronto Raptors y Oklahoma City, todas vividas en este siglo.

Con rotaciones torcidas y alineaciones improvisadas, los Mavericks salieron algo desconcertados. El grupo de escuderos de los caballeros Doncic e Irving supieron combatir pese a acabar muriendo en la orilla. Los que más se negaron a hacerlo en el transcurso del partido fueron Tim Hardaway Jr. -hijo del icónico base de los Warriors y Heat- con 21 puntos, el hermano de la superestrella Stephen Curry, Seth, y el ex-blaugrana Dante Exum (13 puntos ambos).

El factor Luka

La capital de España había bañado su pabellón en emoción, pero también en melancolía. Su niño pródigo, el esloveno Luka Doncic volvía a su casa adoptiva, a la que llegó con 13 siendo un niño, dejó con 19 como un adolescente, y a la que ha vuelto con 24 convertido en todo un adulto. Atrás se quedaba ese rubio espigado que rozaba los dos metros. Era el turno del regreso de un portentoso barbudo que supera la barrera de los dos metros y pertenece al Olimpo del basket mundial.

Madrid le tenía preparado un homenaje, 17.000 personas querían verle en acción pese a que su figura anotando en el Wizink con otra camiseta se antojasen como puñaladas para la parroquia local. Doncic trataba de ser optimista, aunque cierto es que vino avisando de su estado físico en los días anteriores al choque: «yo quiero jugar pero mandan los fisios», dejando entrever que su participación sería más bien escasa a causa de una distensión en la pantorrilla.

No obstante, la felicidad ya se había apoderado del pabellón cuando entró en escena el ’77’ de los Mavericks, y como decía Queen, «Show must go on». Frase, que sin duda, se grabó en las pupilas de la plantilla blanca, buscando la mejor veneración posible para su invitado estrella: ganar remontando. Sin duda, al más puro estilo local.

Un amistoso… pero no para el Madrid

El cuerpo técnico de los Mavericks decidió que el resultado del partido no era lo que más importaba y mantuvo a las segundas y terceras unidades con el fin de que se fogueasen. Llenos de rookies y jugadores que compiten por puestos de two-way (jugadores que combinan la Liga de Desarrollo y la NBA), no se gana contra el Real Madrid, que aprovechó de sobremanera su poderío y experiencia en la pintura de la mano de Yabusele y Tavares.

Así se lo hizo saber la Casa Blanca. Al Madrid, no se le gana con cualquier cosa. Estuvo cerca Dallas de dar la razón a los sensacionalistas que, de manera irracional, defienden a ultranza la superioridad de la NBA frente al baloncesto del viejo continente. No es para menos. En el tercer cuarto, los locales llegaron a ir 11 abajo (98-109), sin embargo, el antiguo ‘Mav’, Facu Campazzo en el lado ofensivo y el ex-Sixer en el lado defensivo, Vincent Poirier, lideraron el esfuerzo para asegurar el triunfo.

Ficha técnica

• 127; Real Madrid (38+27+25+37): Campazzo (20), Llull (19), Musa (8), Yabusele (18) y Tavares (8) -cinco inicial-, Causeur (7), Abalde (-), Rudy Fernández (14), Sergio Rodríguez (6), Poirier (19), Hugo González (-), Diagne (3), Ndiaye (-), Hezonja (5).
• 123; Dallas Mavericks (37+34+28+24): Doncic (9), Exum (13), Lively (6), Williams (8) y Jones (8) -cinco inicial-, Hardaway jr. (21), Powell (13), Green (9), Curry (13), Kleber (-), Hardy (9), Maxence-Prosper (5), Lawson (4), Dennis (2), Walker (3), Holmes (-), Wieskamp (-).
• Árbitros: Sean Wright, Kevin Cutler y Ashley Moyer-Gleich. Sin eliminados.
• Incidencias: Encuentro amistoso disputado en el Wizink Center de Madrid.