
El Sardinero fue el núcleo de una batalla que recordó por qué la Copa del Rey tiene un significado especial en el alma de los aficionados al fútbol. El Racing de Santander logró una victoria por 1-0 frente al Sporting de Gijón, asegurando su pase a la siguiente ronda en un partido cargado de emoción e intensidad.
El encuentro comenzó con ambos equipos actuando con prudencia, conscientes de lo que estaba en juego. El Sporting, con un ataque ofensivo, intentó imponer su ritmo, pero la defensa del Racing desactivó los intentos de los visitantes. Por su parte, los cántabros buscaron espacios a través de desplazamientos rápidos, aunque el gol se resistió durante los primeros 45 minutos.
En la primera mitad, el Sporting tuvo su mejor oportunidad en el minuto 32, cuando Juan Otero realizó un remate de cabeza que exigió una gran parada de Parera, quien respondió con grandes reflejos. El Racing, por su parte, buscó sorprender con disparos lejanos de Vicente, que hicieron trabajar a Sánchez, el portero visitante.

En la segunda mitad
El Racing aumentó la presión, arreados por los cánticos de su afición. El ambiente se volvió eléctrico en el minuto 77, cuando Ekain Zenitagoia ejecutó una jugada brillante por la banda izquierda. Su pase, medido al milímetro, encontró a Vicente, quien no dudó: controló y remató con precisión de cirujano al fondo de la red. El estadio estalló en regocijos. Los aficionados celebraban no solo el gol, sino la fuerza de un equipo que no conoce la palabra rendirse.
Tras el gol, el Sporting adelantó líneas y metió pólvora en ataque con la entrada de Gaspar Campos, buscando explotar su capacidad para generar peligro en el área rival. Sin embargo, la defensa del Racing, con el esfuerzo del debutante canterano Jorge Salinas, resistió cada embestida. El portero volvió a ser decisivo en el minuto 85, cuando despejó un disparo a bocajarro que parecía destinado al gol.
Los minutos finales fueron una mezcla de tensión y épica. La grada no dejó de cantar ni de alentar, y el pitido final desató la fiesta en El Sardinero, un escenario que volvió a vibrar como en sus mejores noches.
Con esta victoria, el Racing reafirma su fortaleza en una temporada en la que la ilusión sigue creciendo. La Copa del Rey ha vuelto a ser el escenario ideal para un Racing esperanzado y triunfante.
