La crítica de Naomi Klein en No Logo se centra en cómo las marcas globales y las multinacionales promueven una imagen de diversidad y autenticidad, pero en realidad buscan homogeneizar a los consumidores, especialmente a los jóvenes, con el fin de crear una base uniforme de compradores. Este fenómeno se puede vincular directamente a la cultura globalizada del consumo, donde las diferencias culturales se ven minimizadas para facilitar la venta de productos y estilos de vida similares. A través de un marketing aparentemente inclusivo y progresista, las marcas intentan crear un “ejército de adolescentes uniformados”, más preocupados por seguir tendencias estandarizadas que por expresar una verdadera diversidad cultural o individual.
En la noticia mencionada sobre la colaboración entre la Comunidad de Madrid, Founderz y Microsoft para proporcionar formación gratuita en Inteligencia Artificial (IA) a jóvenes, podemos identificar algunos paralelismos con las ideas de Klein. Aunque el objetivo explícito de la iniciativa es democratizar el acceso a la tecnología, capacitar a los jóvenes para su empleabilidad y promover el uso responsable de la IA, es relevante considerar cómo, en el contexto del capitalismo de las marcas, este tipo de programas pueden ser una herramienta para estandarizar habilidades y conocimientos en beneficio de las corporaciones, en lugar de fomentar una verdadera diversidad de pensamiento y creatividad.
Desde esta perspectiva crítica, aunque la formación en IA parezca estar orientada a fortalecer las competencias de los jóvenes, también podría estar preparando una nueva generación de trabajadores altamente cualificados. Sin embargo dentro de un marco muy específico: la IA generativa, que es dominada y liderada por grandes empresas tecnológicas como Microsoft.
Si bien las intenciones de la iniciativa pueden parecer positivas, como mejorar la empleabilidad y democratizar el acceso a la tecnología, cabe preguntarse si en última instancia no se trata de entrenar a una masa de jóvenes en habilidades que encajan en los intereses de un número reducido de corporaciones, promoviendo así una mayor dependencia de las tecnologías y plataformas controladas por estas empresas.
En el libro de Klein, ella denuncia cómo las grandes marcas y corporaciones globales absorben la diversidad cultural para vender una idea de identidad superficial. En este caso, aunque se hable de responsabilidad y diversidad de oportunidades, el riesgo está en que la formación esté alineada con las necesidades de la propia industria tecnológica en lugar de fomentar un entorno en el que los jóvenes puedan desarrollar enfoques innovadores y verdaderamente diversos en el uso de la IA.
Por otro lado, los datos del informe de Microsoft y LinkedIn subrayan que la IA es vista como una habilidad esencial para el futuro laboral, y las empresas buscan empleados que ya estén formados en esta área. Esta presión por adoptar una tecnología específica puede ser vista como una forma de homogeneización, en la que los jóvenes que no se adapten a las expectativas tecnológicas impuestas por el mercado globalizado quedan excluidos de oportunidades laborales. En este sentido, el curso no solo responde a la necesidad de formación, sino también a las exigencias de un mercado que dicta qué habilidades son valiosas, reforzando la idea de un sistema donde la verdadera diversidad, en términos de habilidades y enfoques, se sacrifica en favor de una uniformidad funcional.
Finalmente, aunque iniciativas como esta promueven un discurso de democratización y oportunidades para todos, es importante preguntarse hasta qué punto realmente fomentan la diversidad en términos de pensamiento y creatividad, o si simplemente preparan a los jóvenes para operar dentro de un sistema tecnológico controlado por unas pocas grandes empresas que, bajo el pretexto de responsabilidad e inclusión, perpetúan las mismas dinámicas de homogeneización que Klein critica en No Logo.
En resumen, la crítica de Klein sobre la falsa diversidad promovida por las multinacionales puede aplicarse a esta iniciativa, que aunque pretende formar y empoderar a los jóvenes, puede estar contribuyendo a una uniformidad de habilidades y conocimientos que se ajustan a los intereses del comercio global, liderado por corporaciones como Microsoft. La diversidad que se promueve es más funcional que real, y el resultado es un ejército de jóvenes formados en IA bajo un mismo esquema, más que una pluralidad de enfoques y perspectivas.
Referencias: