QUEEN: Nadie volvió a ocupar el trono de la reina

“El éxito y exceso vinieron de la mano. La banda a finales de los 80 estaba fuera de control y todos pensaron en abandonar. Famosos por organizar fiestas decadentes en lujosas mansiones londinenses. Cuentan que de esas noches obscenas y  psicodélicas surge una de las historias más rocambolescas del rock en términos de sexo, bacanal y desenfreno”. 

Al principio se llamaron Smile, pero con la llegada de  Freddy Mercury cambió el nombre y la dinámica. La banda estaba conformada por el guitarrista Brian May, un astrofísico que comenzaba estudios de doctorado en el Imperial College de Londres. Desde pequeño diseñaba guitarras eléctricas totalmente funcionales que construía después de recolectar diversos materiales reciclados junto a su padre, Harold May.  Roger Taylor era el batería, un joven dentista con aspecto de Don Juan en versión época victoriana; y John Deacon, que era el típico bajista secundario, tímido, introvertido, sin embargo muy carismático. Daba la sensación de que este músico con cara de pasmarote no decía una palabra más alta que la otra. El líder era Freddie Mercury, nacido Farrouk Bulsara,  era un inmigrante de padres persas,  venido de la Isla de Zanzíbar (un protectorado británico en África 1913-1963), para cursar sus estudios relacionados con la moda y el diseño gráfico. De Fred, como le llamaban sus amigos, dos aspectos fascinaron al grupo, la voz de tenor y la personalidad como proactivo artista variopinto.  

Freddie Mercury se definía como una persona de extremos e inestable, pudiendo ser vulnerable como un bebé a la par que implacable y pétreo como un muro de hormigón. Carecía de término medio, era reservado en su vida personal, sin embargo, extrovertido y provocador como artista.

Cuando estudiaba dibujo en Londres tenía una habilidad única para realizar bosquejos de famosos artistas como Paul McCartney y Elizabeth Taylor, aunque sin duda su obsesión más significativa fue la de retratar, en multitud de bocetos,  al guitarrista zurdo de Seattle Jimi Hendrix. Mick Rock, un fotógrafo de escena rock conocido como ‘El hombre que filmó los setenta’, explicaba que Freddie era el integrante más apasionado de la banda y que todos tenían voz y voto pero que él era el jefe.

El rock en la década de 1970 no era un jardín virgen de creatividad y talento, sino un bosque sembrado de virtuosas bandas clásicas de estilos muy variados como Rolling Stones, The Who, Led Zeppelin, Deep Purple y toda la escena de rock progresivo británica de la época. En ese contexto musical, destacar y trascender no era empresa sencilla. Sin embargo,  La banda británica Queen se mantuvo más de dos décadas en la cúspide, deleitó al mundo con legendarias actuaciones en vivo y produjo trabajos de estudio de enorme factura técnica y artística.

Con este plantel crearon su primer álbum Queen (1970), un imperfecto trabajo que se convirtió en un bonito comienzo para una carrera repleta de esplendor. A nivel artístico, destaca su diversidad musical, hasta tal punto que este disco supuso un problema catalogarlo en un género específico. El poder de Keep yourself alive en 1973 produjo que Roy Thomas Baker, productor discográfico nacido en el famoso área de artistas de Camden, invirtiera en ellos más de lo que en su momento se había invertido en The Beatles y los Rolling Stones juntos. La apuesta era clara.  Al año siguiente, la mágica melodía- sonando con un fondo de rock duro- de Killer Queen (1974) ya es considerada como el tema que unifica el estilo de banda y construye los cimientos del grupo con personalidad propia en la época y cuna del furor del punk.

Siguiendo la tónica estética de aquellos años, los integrantes vestían con túnicas amplias y extravagantes. El apartado visual y decorativo era liderado por Mercury, en donde ponía de manifiesto su pasado como modisto y creativo  en el Ealing Art College de Londres.

En palabras de Roger Taylor, Freddie jugaba a ser andrógino, “en parte porque le gustaba, y además estaba de moda en los 70”. Cabe destacar que por estas indumentarias fueron criticados con cierta cotidianidad y dureza  por la prensa local.

Para el compositor británico y amigo de la banda, Elton John, sus colegas eran genuinos y esa fue la clave de su éxito inicial. Todo el mundo reconocería la pulcritud de los solos de May, la consistencia de la batería de Taylor, la virtuosa voz de Mercury y la sobriedad del bajo de Deacon; todo encajaba con los coros celebérrimos, las armonías vocales y el variado repertorio entre géneros. Otro rasgo distintivo era la ambigüedad musical entre temas más integrados con fines comerciales,  aunque sublimes (Another one Bites the Dust o Radio Ga Ga) y otra variedad de temas alejados de la mercadotecnia y cercanos a lo apocalíptico (Bohemian Rhapsody o Innuendo).

Tras A day at the races (1976), The News of The World (1977),  y Jazz (1978), la popularidad de la banda crecía exponencialmente, mientras,   la vida privada de Mercury era un enigma en muchos aspectos, de manera especial cuando se convirtió en un fenómeno mundial. Su círculo era muy estrecho y huía de la prensa;  tampoco le gustaba compartir la ‘otra vida’ que lo atormentaba: el secreto de su bixesualidad. Su ex mujer, Mary Austin, comentó en una ocasión que su esposo siempre estaba ‘ocultando algo’ y que creía que el hecho de mentirse así mismo lo perjudicaba.

Freddie y Mary vivieron juntos hasta la época del gran éxito Bohemian Rhapsody (1974), el agente personal de Mercury, Peter Freestone, confesó en una entrevista que el cantante, después de la ruptura con su mujer, le había comprado un apartamento de lujo en la zona de Stafford Terrace, justo debajo de una propiedad de Mercury  “con el fin de tenerla siempre cerca”. Mary Austin fue la única mujer que amó. El resto de su vida amorosa, a partir de ese momento, ya fue ocupada por hombres.

El éxito y exceso vinieron de la mano. La banda a finales de los 80 estaba fuera de control y todos pensaron en abandonar. Famosos por organizar fiestas decadentes en lujosas mansiones londinenses. Cuentan que de esas noches obscenas y  psicodélicas surge una de las historias más rocambolescas del rock en términos de sexo, bacanal y desenfreno.

Freddie Mercury, que asumió ser el  maestro de ceremonias, organizó en el Fairmont Hotel de Nueva Orleans una fiesta descomunal con motivo de la presentación de su disco Jazz durante La Noche de Halloween de 1978. En la recepción del hotel, en una escena pintoresca típica del cine de Almodóvar, enanos hermafroditas desnudos portarían bandejas con cocaína en la base de su cabeza y recibirían a los cientos de asistentes, entre los que se encontraban actores y estrellas del rock. Esa noche fue conocida como Sábado Noche en Sodoma. Leyenda urbana convertida en real, corroborada mediante un reportaje (Queen Fiestas Salvajes) por la prestigiosa publicación Rolling Stone Magazine. Sobre esos años Brian May explica que esas andanzas casi los destruye a todos,  “fuimos lo más grande del mundo en un momento determinado y todo lo que eso implica te provoca un desorden mental a algún nivel” .

Foto:https://www.deviantart.com/kyle-lambert

El apogeo de la  banda Queen también trascendió a la gran pantalla . El álbum Flash Gordon (1980) de la película homónima y en  la otra producción de culto Los Inmortales (1986),  donde aparecen seis temas del álbum A Kind of Magic.  En ambos casos, el éxito de las películas se tradujo en el éxito de la banda sonora.

Existen momentos inolvidables que siempre permanecerán en la memoria de los fans de Queen, a veces emanan esos recuerdos cuando suena la canción We are the champions (1977), habitualmente para celebrar la victoria en una final durante infinidad de competiciones deportivas. Nadie olvidará jamás el directo Queen At Wembley de 1986 realizado en el emblemático  Estadio de Wembley en Londres, el sábado 12 de julio de 1986. Durante dos conciertos se lograron reunir alrededor de 144.000 personas y posteriormente se editó un doble VHS/CD. El dueto con David Bowie en la canción Under Pressure, grabada en Hot Space (1982). Mucha gente desconoce que se trata de una canción parcialmente improvisada en Suiza,  sobre una base de una letra compuesta por Bowie y titulada People on the Streets.

Freddie Mercury grabó junto con la soprano española Montserrat Caballé el tema principal para los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Como todo el mundo ya conoce, no se llegó a interpretar en vivo en la jornada inaugural dado que Mercury fallecería de SIDA un año antes. La enfermedad de Mercury se llevó en secreto desde el conocimiento de la tragedia a mediados de 1986. A partir de ahí el cuarteto de Londres se dedicó a componer música, centrarse más en el estudio y eludir las giras.

En 1990,  Freddy Mercury se estaba muriendo y esa situación de melancolía, dolor y solidaridad unieron más al grupo. Innuendo fue un álbum de despedida. Brian May aseguró que no estaban seguros de que Mercury pudiera acabar con vida ante las previsiones pesimistas de los médicos.

Quizá el tema que más impacte por el deterioro físico de Mercury, por la estética lúgubre y la espectralidad del videoclip sea, particularmente,  la perturbadora canción I’m Going Slightly Mad (1991) o la nostálgica These Are The Days Of Our Lives (1991).  

La canción Innuendo fue escrita principalmente por Mercury, la letra arroja preguntas existenciales con pinceladas sobre espiritualidad, el artista llegando al final de la vida,  se mostraba más alejado de lo material, de lo mundano. Freddie Mercury murió ese mismo año, el 24 de noviembre de 1991, anunció su enfermedad mediante un comunicado de prensa 24 horas antes.

El Tributo a Freddie Mercury se celebró el 20 de abril de 1992  en Wembley, asistieron 72.ooo personas  y la audiencia por TV ascendió a más 500 millones en todo el mundo.  El concierto recaudó más de 20 millones de libras para la lucha contra el SIDA y  entre los participantes en el tributo figuraban sus amigos David Bowie y George Michael, ambos fallecidos en 2016.

Aunque oficialmente Queen siga en la actualidad en activo con May y Taylor, podemos hablar de su desaparición con la muerte de Mercury en 1991. Nadie,  nunca más, volvió a ocupar el trono de la reina.

Este artículo está publicado en el libro Like a Rolling Stone de la editorial Caza de Libros

 

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