Simón dice

Todos cometemos errores, yo el primero. En todas las organizaciones se cometen errores, por descontado. Sin embargo, hay cuestiones que nos descolocan con la figura de Fernando Simón.  Hay quienes lo adoran y lo defienden, otros,  lo vilipendian públicamente. 

La controversia con el comité de expertos,  la idoneidad del uso de las mascarillas o  las consideraciones sobre advenimiento de la cepa británica,  tienen una defensa complicada de su desempeño. Tal vez, la sobreexposición mediática no le ha beneficiado. Tal vez,  la ruedas de prensa no deberían haberse celebrado a diario.

No se entiende que una figura que recibe tanta presión se expusiera al sometimiento de los periodistas en vivo todos los días cuando esa modalidad de comunicación institucional no aportaba nada de valor, sino confusión. ¿Por qué exponerse tanto?¿Por qué alimentar la presencia mediática accediendo a reportajes en El Semanal o en el programa de Calleja en mitad de una pandemia?

La realidad es que uno ya perdió la confianza en sus declaraciones, y eso es trágico.  ¿Es Fernando Simón un hombre humilde y despistado o por el contrario un ególatra sutil?

Me pregunto si, tal y como establecen las reglas del juego “Simón dice”, debemos distinguir entre las órdenes válidas e inválidas para no perder. 

 Las reglas de “Simón Dice”:  Lo que se pone en juego es la capacidad distinguir entre las órdenes válidas e inválidas, […]  Es tarea de Simón conseguir que cada participante quede eliminado lo antes posible.

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