¿Hay vida después de Juego de Tronos?

Hace apenas cinco semanas comencé mi apasionada carrera en solitario con la finalidad de paladear todas las temporadas de la que muchos proclaman como la mejor serie televisiva de todos los tiempos. Estoy con ellos, nunca vi nada igual de estimulante, de una genialidad tan entretenida. Un producto que ha provocado que la sociedad vuelva a fantasear,  a elucubrar, a conspirar, soy testigo de que hasta los más pusilánimes han alegado y se han alzado en armas por defender un personaje; hasta los más borricos se han atrevido a opinar de forma creativa por anticipar un desenlace.

Sin embargo,  todo llega a su fin. Como dije antes, llegué a Invernalia hace poquito, no me considero un experto pero tampoco un profano en la materia. Y creo,  que pobres de quienes, creyéndose más sabios y eruditos que nadie,-con un atrevimiento supino-, se vean capaces y con el derecho de despotricar contra unos guionistas que son superlativos, que conocen la industria y sus ritmos. Señores, !El desafío para concluir esta trama era enorme!

Porque esos que rechinan y cantaletean por las redes ocultos tras un seudónimo, recogiendo firmas para revocar el final de la serie y personalizar la última temporada a su antojo  (nada puede ser más miserable que esto), cuando Juego de Tronos  llegue a su fin y ya no encuentren con qué entretenerse tomarán conciencia del vacío que deja esta serie, lo excelente que fue, y que esos nuevos términos como “arco del personaje” o “desarrollo del personaje” que creyeron aprender a través de videos para preescolares, no les habrá servido para nada. Oh, por los dioses antiguos y nuevos, cuánta insatisfacción les aguarda.

¡Valar Morghulis!


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